Alan, vecino de Ezeiza se sumó a Cuestión de Peso para cambiar su vida

Alan, vecino de Ezeiza se sumó a Cuestión de Peso para cambiar su vida

Alan, un vecino de Ezeiza, llegó esta semana a Cuestión de Peso, el programa de El Trece, para iniciar un cambio de vida y buscar ayuda frente a una obesidad que arrastra desde hace una década.
El hombre, de 37 años y oriundo de Tristán Suárez, decidió exponer su historia en el ciclo que se emite de lunes a viernes a las 16:30.
Se presentó como dueño de una pequeña empresa de turismo y padre de una niña de 11 años.
En cámara admitió que llegó al límite: “Me estoy dando cuenta de que el sobrepeso no lo puedo controlar”.
Alan contó que el exceso de peso le complica actividades cotidianas y limita el tiempo de juego con su hija y su sobrino.
Reconoció que a menudo inventa excusas para evitar moverse o para suspender salidas porque su cuerpo no responde como quisiera.
Relató con vergüenza un episodio en el que su sobrino tocó su panza y la definió como “grandota”.
También describió las molestias que sufre en su trabajo en turismo: por sus viajes frecuentes debe pedir extensiones de cinturón en los aviones, algo que le genera incomodidad.
El participante detalló que su peso inicial en el ingreso al programa fue de 184 kilos.
En su exposición también hizo referencias a su historia familiar y a la formación de su identidad.
Dijo que creció sin la presencia de su padre y que, a los cinco años, su madre formó otra pareja y nació su hermana.
Debido a los largos turnos de trabajo de su madre, quedó al cuidado de su abuela y de su tía durante gran parte de su infancia.
Contó que conoció a su padre apenas una semana antes de cumplir 21 años.
Más tarde supo que ese hombre había sido comisario en la zona donde él vivía.
“Él me conocía a mí, sabía quién era yo, pero yo no sabía quién era él”, explicó sobre ese reencuentro tardío.
Alan confesó que llegó a pensar en la cirugía bariátrica como una opción, pero la descartó por miedo y porque busca una transformación duradera.
Planteó que su objetivo es trabajar en un “cambio de mente” para aprender a mantener el peso y mejorar su calidad de vida.
Sobre su rol como padre, aseguró que intenta romper con los patrones que vivió: “Yo no sé ser papá, pero sé lo que no quiero ser”.
Reconoció que antes priorizaba el trabajo y la vida social por encima de su salud.
Hoy aspira a recuperar la autoestima, sentirse mejor con su cuerpo y proyectar un futuro en el que pueda disfrutar: tener nietos y una vida larga.
En el estudio del programa explicó con claridad sus metas: modificar hábitos, sostener los avances y recuperar el vínculo activo con su hija.
Su incorporación al ciclo suma una voz más a la discusión pública sobre obesidad, salud mental y opciones de tratamiento sostenibles.
Alan buscará, junto al equipo de Cuestión de Peso, las herramientas necesarias para encarar ese proceso de cambio.
Su historia pone de relieve la complejidad de vivir con obesidad y la importancia de abordar tanto los aspectos físicos como los emocionales.