Joven peluquero de San Vicente corta gratis a mayores tras cumplirlo

Joven peluquero de San Vicente corta gratis a mayores tras cumplirlo

Alan Rodrigo Álvarez, un peluquero solidario de 23 años en San Vicente, ofrece cortes gratuitos a jubilados todos los lunes en su barbería ubicada en Presidente Perón 1109 y organizará una jornada solidaria, el domingo antes de Navidad, con cortes sin cargo para todas las edades.

Comenzó a cortar el pelo a los 16 años viendo videos y practicando con su hermano, y pasó por distintas barberías antes de abrir su propio local hace cinco meses en San Vicente.

Durante la pandemia, mientras mantenía viva la aspiración de ser barbero, trabajó como ayudante de albañil para sostenerse económicamente y seguir buscando oportunidades en la profesión.

Tras acumular experiencia en tres peluquerías, una mala experiencia laboral fue el catalizador para su independencia: contó que, en un momento de necesidad, su jefe le exigió dinero por un corte cuando él le había relatado que no tenía para comer, y eso lo impulsó a concretar la idea de tener su propio lugar.

Para abrir la barbería vendió su moto y perseveró varias semanas hasta que logró acordar el alquiler con el propietario. “Cuando me dieron la llave, estaba saltando acá, llorando”, relató Alan sobre la emoción de inaugurar su espacio.

En su local, que funciona en Presidente Perón 1109, atiende en forma individual y ofrece cortes de pelo, arreglo de barba y diseño de cejas, tanto a navaja como a tijera.

Muchos de sus clientes llegan por recomendación y entre ellos hay jubilados que ya conocen su propuesta de cortes gratis los lunes; Alan los considera “todos mis abuelos” y valora sus consejos.

La iniciativa solidaria nació al conocer historias difíciles de personas que cobran la jubilación mínima; recordó el relato de un jubilado que, cobrando 300 mil, pasó días tomando mate por no tener para comer, una situación que lo conmovió profundamente.

Además de atender a jubilados, Alan lleva su solidaridad a personas en situación de calle: contó que ayudó a un hombre con el pelo muy largo llevándole sus cosas y cortándole el cabello, acto que puede significar un cambio anímico importante para quien vive al día.

Ese tipo de gestos también se viralizó en redes sociales, ampliando el alcance de su trabajo solidario y mostrando cómo un corte de pelo puede transformar la autoestima de alguien.

En el trato cotidiano, algunos jubilados le llevan un paquete de galletitas o un jugo cuando pueden; Alan acepta esos detalles como muestras de afecto y reafirma que su ayuda “la hago de corazón” sin esperar nada a cambio.

Su barbería, que abrió hace cinco meses, representa para él la culminación de años de esfuerzo: vendió bienes personales, insistió ante inmobiliarias y construyó un proyecto propio tras superar dudas y obstáculos.

Alan sigue atendiendo solo y se apoya en la recomendación boca a boca de sus vecinos y clientes para sostener el emprendimiento en San Vicente.

La jornada especial que realizará el domingo antes de Navidad funcionará de 9 a 19 y estará destinada a todas las edades, con cortes gratuitos para quien lo necesite, según anunció.

Para él, tomarse un día en favor de los demás es una forma concreta de acompañar: “Con un corte de pelo ayudás un montón”, afirmó al invitar a la comunidad a participar y a difundir la iniciativa.

La propuesta de Alan pone en evidencia cómo pequeños gestos profesionales pueden convertirse en acciones solidarias de impacto social en el distrito.

Su historia refleja también la dureza del camino para quienes inician un emprendimiento: desde aprender con videos hasta vender una moto para financiar el local, su recorrido mezcla sacrificio y convicción.

Hoy su barbería es un punto de encuentro donde clientes habituales, jubilados y personas en situación de vulnerabilidad encuentran atención gratuita en determinados días y un servicio profesional el resto de la semana.

Alan espera que su mensaje llegue a más gente para que otros se sumen a actos de ayuda y para que quienes necesiten un corte sepan dónde acudir los lunes o en la jornada previa a Navidad.

Su proyecto es un ejemplo local de solidaridad y emprendimiento, y demuestra que la barbería puede ser, además de un oficio, una forma de acompañar a la comunidad.