Lanús: tasas municipales más caras y quejas por la calidad
Lanús encabeza el ranking de presión fiscal en el Conurbano tras fijar la Tasa de Seguridad e Higiene (TSH) en un 6% sobre la facturación, un aumento que encendió las alarmas del comercio local por su efecto en costos y precios finales.
La medida se inserta en un contexto de fuerte caída de las transferencias de coparticipación y ajuste nacional, que llevó a varios municipios del Gran Buenos Aires a apelar a la recaudación local como “salvavidas” financiero.
En ese marco, Lanús se diferenció por la magnitud de la alícuota aplicada, que supera ampliamente las estimaciones de inflación anual y tensó la relación entre el municipio y el sector productivo.
Comerciantes y cámaras del distrito advierten que la TSH del 6% encarece la actividad y repercute directamente en la estructura de costos de los negocios.
El malestar no se limita al porcentaje: vecinos y comerciantes reclaman la falta de una contraprestación visible que justifique semejante esfuerzo tributario.
La comparación con distritos vecinos evidencia la desigualdad fiscal en la zona sur del Gran Buenos Aires.
Por ejemplo, Lomas de Zamora también aumentó su tasa para compensar la falta de fondos, pero la llevó del 2,25% al 2,70%, muy por debajo del nivel fijado en Lanús.
Esa diferencia hace que, al cruzar el límite municipal, un comerciante pueda llegar a pagar menos de la mitad en tasas por la misma actividad.
La disparidad entre criterios fiscales municipales plantea dudas sobre equidad y competitividad local.
Más allá de los valores nominales, los reclamos se centran en la calidad de los servicios públicos que deberían financiarse con esos recursos.
Vecinos y comerciantes señalan que no perciben mejoras tangibles en seguridad, limpieza urbana ni mantenimiento vial, áreas que consideran prioritarias.
El desbalance entre una presión fiscal récord y la prestación real de servicios pone en tela de juicio la legitimidad del cobro para amplios sectores de la comunidad.
En este escenario, la administración camporista enfrenta un desafío político y administrativo relevante.
La demanda más reiterada es que el municipio demuestre, con hechos y transparencia, que la recaudación adicional se reinvierte en obras y prestaciones para los residentes.
La necesidad de rendición de cuentas se vuelve central para recuperar la confianza del sector productivo y de los vecinos afectados.
Desde el plano económico, el aumento de la TSH alimenta la discusión sobre la competitividad del comercio de cercanía frente a otros distritos.
Los comerciantes advierten que la mayor carga tributaria podría trasladarse a los precios, en un contexto de sensibilidad por el ajuste general.
Las autoridades municipales justifican la suba como una respuesta a la menor disponibilidad de recursos por la caída de la coparticipación y la reducción de transferencias.
No obstante, la explicación técnica pierde fuerza si no se traducen los ingresos en mejoras concretas en la prestación de servicios públicos.
La situación puso en evidencia la urgencia de avanzar hacia una mayor coordinación fiscal entre municipios del Conurbano para evitar distorsiones.
En la práctica, la ausencia de criterios uniformes deja a los contribuyentes expuestos a decisiones locales muy dispares.
A corto plazo, los comercios de Lanús buscan alternativas para mitigar el impacto de la TSH mientras esperan respuestas del gobierno municipal.
La tensión entre recaudación y calidad de servicios sigue siendo el eje del debate público en el distrito.
Quienes cuestionan el aumento insisten en que una política tributaria sostenible debe ir acompañada de evidencia clara de mejora en la gestión.
Para el sector productivo, la legitimidad del impuesto depende tanto del uso eficiente de los recursos como de la transparencia en la rendición de cuentas.
En ese marco, la capacidad de la administración para mostrar resultados determinará si logra calmar las críticas y recuperar consenso local.
De no mediar respuestas contundentes, el conflicto podría prolongarse y afectar la actividad comercial en el distrito.
La situación en Lanús reaviva la discusión regional sobre cómo financiar servicios esenciales sin cargar desproporcionadamente a los contribuyentes.
El desafío ahora es hallar un equilibrio entre la necesidad de recursos municipales y la protección de la competitividad y el bienestar de los vecinos.
