Estudiantes de ET N°2 de San Vicente crean mano robótica protésica

Estudiantes de ET N°2 de San Vicente crean mano robótica protésica

Estudiantes de la Escuela Técnica N°2 de San Vicente desarrollaron una mano robótica como prótesis y avanzaron a la instancia regional de la feria de ciencias

Cuatro alumnos de séptimo año de la Escuela Técnica N°2 de San Vicente diseñaron una mano robótica con fines protésicos, un proyecto elaborado durante dos años que ya alcanzó la etapa regional de la feria de ciencias. El equipo, integrado por Bruno Rojas, Agustina Cabrera, Mael Quinteros y Kevin Preteroti, presentó la propuesta que busca combinar diseño anatómico, electrónica y programación para resolver necesidades reales.

En una entrevista por streaming, Bruno y Agustina comentaron que este año orientaron el proyecto hacia soluciones concretas: desarrollar una prótesis que pueda asistir a quienes carezcan de una mano. Ese enfoque marcó las mejoras técnicas y estéticas introducidas en el último prototipo.

Los estudiantes explicaron que optimizaron la forma de la mano para lograr un aspecto más parecido al humano y mejorar la funcionalidad. Cambiaron los servomotores: sustituyeron los motores anteriores con 3 kg de torque por modelos MMG 96R con 13 kg, lo que permitió realizar tareas cotidianas con mayor facilidad y fuerza, un requisito fundamental en una prótesis.

Además, incorporaron movimiento en el antebrazo, un mecanismo ausente en el primer prototipo, y rediseñaron la articulación de los dedos. En lugar de dedos con dos segmentos, ahora cada dedo tiene tres falanges, lo que redujo el deslizamiento de objetos y facilitó agarres más seguros y naturales.

Durante la presentación en la feria Arte, Ciencia y Tecnología (ACTE), el equipo mostró la capacidad de la mano robótica para sostener una naranja de una vianda sin dificultad, una demostración que resaltó las mejoras mecánicas y de control implementadas este año.

La placa Arduino ocupa un papel central en el sistema. “Lo más importante es el Arduino; es lo que hace que todo funcione. Sin eso no arranca nada”, explicaron los alumnos, que compararon la placa con la placa madre de una computadora por su rol como “cerebro” del dispositivo.

La estructura del prototipo fue fabricada mediante impresión 3D. Los estudiantes señalaron que el chasis impreso debe diseñarse pensando en la optimización para los motores y las distancias de los cables, aspectos claves para asegurar un montaje eficiente y resistente.

En cuanto a materiales, emplearon tanza y hilo elástico, pero remarcaron que entender el sistema y su integración fue más importante que los insumos concretos. Por ello trabajaron en equipo, combinando habilidades complementarias para cubrir todas las áreas del proyecto.

Cada integrante tuvo un rol definido: Mael se encargó de la programación, Agustina aportó la creatividad y el diseño estético para visibilizar el proyecto, Bruno se ocupó del cableado y el armado, y Kevin participó en varias tareas prácticas del equipo, según relataron entre risas.

Un momento clave en el desarrollo fue cuando el prototipo cobró vida por primera vez en la casa de Mael: tras conectar los motores y los esquemas de Arduino que había estudiado, el dispositivo funcionó en pocos minutos y sorprendió al grupo, según contaron los jóvenes.

Los estudiantes destacaron también el apoyo de la institución educativa en la concreción del proyecto. Señalaron que la escuela reúne distintas orientaciones —electrónica, maestro mayor de obra, informática, programación y electromecánica— lo que facilita el aprendizaje colaborativo y el intercambio de conocimientos técnicos.

“Si necesitamos soldar vamos a electromecánica; si precisamos programación, pedimos ayuda a informática”, explicaron. Esta dinámica interdepartamental, afirmaron, permite que los alumnos aprendan “de todo un poco” y desarrollen proyectos más integrales.

El avance a la instancia regional de la feria de ciencias representa un reconocimiento al trabajo sostenido durante dos años y pone de manifiesto el potencial de proyectos tecnológicos desarrollados desde la formación técnica secundaria.

Los jóvenes señalaron que continuarán perfeccionando la mano robótica, con énfasis en la robustez, la precisión de agarre y la integración del sistema de control, para acercarse cada vez más a una prótesis funcional y accesible.

Con su iniciativa, los estudiantes de la Escuela Técnica N°2 de San Vicente muestran cómo la combinación de impresión 3D, electrónica, servomotores y programación puede dar lugar a soluciones aplicables en salud y rehabilitación, y cómo la educación técnica fomenta proyectos con impacto social.