Alerta: ola de calor extremo en el Conurbano con temperaturas récord
El Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre un calor extremo para el trimestre noviembre-diciembre-enero, con alta probabilidad de temperaturas por encima de los promedios históricos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), gran parte de la Provincia y la costa atlántica, incluida Mar del Plata.
Este pronóstico eleva el riesgo de olas de calor más frecuentes y persistentes, y plantea desafíos para la salud pública, la infraestructura y el sistema eléctrico.
La combinación de altas temperaturas y mayor duración de los episodios térmicos puede tensionar servicios esenciales y agravar problemas sanitarios.
En la Ciudad de Buenos Aires, el registro térmico más alto que permanece en la memoria colectiva es de 43,3 °C, medido en enero de 1957, un hito de las olas de calor históricas.
En la costa bonaerense, Mar del Plata también ha experimentado jornadas de calor extremo, con registros cercanos a los 42 °C en enero de 2022.
Estos antecedentes sirven de referencia ante la posibilidad de superar umbrales habituales en los próximos meses.
¿Qué implica esta perspectiva para la población?
Para la salud pública implica mayor vigilancia sobre cuadros por golpe de calor, deshidratación y complicaciones en adultos mayores, niños y lactantes.
Las autoridades sanitarias y municipales suelen activar protocolos, abrir centros de atención y emitir recomendaciones operativas cuando se presentan picos térmicos.
Entre las medidas preventivas más repetidas están la hidratación constante, evitar la exposición directa al sol en las horas centrales del día y minimizar el esfuerzo físico intenso en las jornadas más calurosas.
También se recomienda supervisar a personas de riesgo, mantener ambientes ventilados y buscar espacios con sombra o climatizados cuando sea posible.
En ámbitos laborales y de tránsito, muchas jurisdicciones sugieren adaptar horarios y actividades para reducir la exposición en los momentos de mayor calor.
El calor extremo también impacta la infraestructura: el sistema eléctrico puede sufrir sobrecargas por el uso intensivo de aire acondicionado y refrigeración, lo que aumenta la probabilidad de fallas o cortes.
En el sector productivo y rural, la atención se centra en la disponibilidad de agua y en el estrés térmico que afectan cultivos y ganado, con consecuencias económicas y de bienestar animal.
Frente a un trimestre que podría romper los esquemas habituales, especialistas y autoridades insisten en la necesidad de preparación y comunicación efectiva.
La combinación de monitoreo meteorológico, planes de contingencia y recomendaciones ciudadanas es clave para mitigar efectos y proteger a la población.
Mantenerse informado sobre avisos del Servicio Meteorológico Nacional y seguir las indicaciones de las autoridades locales será determinante en las próximas semanas.
