Alumnos y docentes de Temperley premiados por convertir chatarra en oro

Alumnos y docentes de Temperley premiados por convertir chatarra en oro

Alumnos y docentes de la Escuela Técnica Nº5 de Temperley convierten chatarra electrónica en oro y ladrillos ecológicos

Un grupo de estudiantes y docentes de la Escuela Técnica Nº5 de Lomas de Zamora, ubicada en Temperley, creó el proyecto “Tu chatarra es oro puro”, una iniciativa de reciclaje electrónico que recupera el oro de placas y transforma los residuos en ladrillos ecológicos. La propuesta, que promueve la economía circular y la reducción de residuos electrónicos, ganó concursos de innovación tecnológica en la región y recibió un reconocimiento de honor en el Senado de la Nación.

El equipo está integrado por los profesores Pablo Enjo, Antonio Cuella y Sergio Blanquer, y los alumnos Luca Osuna y Luca Riubiera. En diálogo con El Diario Sur, los protagonistas explicaron que la idea nació por curiosidad y fue escalando hasta convertirse en un invento con repercusión nacional.

“El año pasado los chicos se preguntaron si se podía recuperar el oro de las placas que había en el taller. Yo nunca había hecho un proceso así, me puse a investigar y les propuse que probemos”, contó Pablo, docente de química. Primero se centraron en extraer el metal preciosos y luego diseñaron un proceso para aprovechar el resto de los componentes y fabricar ladrillos ecológicos, logrando así recuperar alrededor del 99% de las placas.

Cómo extraen el oro y qué hacen con los residuos

Los alumnos relataron que comenzaron separando las secciones de las placas que contienen oro y sometiéndolas a tratamientos químicos. Según explicaron, colocan los recortes en un recipiente con ácido clorídrico y agua oxigenada para disolver la mayoría de los metales; el oro, menos reactivo, queda en estado sólido junto a residuos que después se filtran. Posteriormente aplican un segundo tratamiento que forma un complejo denominado ácido cloro-áurico, un líquido de tono dorado; al añadir metalizofito de sodio (sales) el oro precipita y, tras filtrar, el material resultante se introduce en un crisol con bórax y se funde con un soplete a unos 1.100 grados, obteniendo finalmente una pepita de oro.

Los estudiantes destacaron el carácter práctico del aprendizaje y el procedimiento paso a paso, mientras que Antonio aportó mejoras técnicas: una mecedora para agitar los reactivos con motor continuo y una máquina trituradora —un rodillo con cabezas de acero— que reduce el tamaño de las placas para hacer el proceso más eficiente. “Ahí los chicos aprendieron a tornear y se optimizó la capacidad de procesamiento”, señaló Antonio.

Con el material sobrante, diseñaron una solución complementaria: mezclar los residuos para fabricar ladrillos ecológicos, cerrando así el ciclo productivo y evitando que gran parte de la chatarra termine en vertederos.

Reconocimientos y proyección a gran escala

El proyecto pasó por ferias distritales, regionales y provinciales, con presentaciones en Mar de Ajó y en concursos locales de innovación tecnológica de Lomas de Zamora, donde obtuvieron premios para el equipo y la escuela. Ese recorrido culminó con un reconocimiento de honor del Senado de la Nación.

Con la experiencia acumulada, los docentes y estudiantes proyectan llevar la iniciativa a una escala mayor. “Si esto se puede implementar en forma masiva no solo se obtiene oro, sino que se evita que la chatarra electrónica termine en la basura y se protege el ambiente”, afirmó Pablo. Antonio añadió que toda innovación comienza con una idea que debe comprobarse en la práctica: “Somos técnicos, aplicamos la teoría; los chicos aportan la praxis. Esto es investigación y desarrollo que puede continuar en el tiempo y beneficiar a la comunidad educativa y al entorno”.