De las aulas de Fiorito al mundo: Diego Maradona alumno y su primaria
De las aulas de Fiorito al mundo: cómo fue Diego Maradona como alumno y dónde cursó la primaria
A pocos metros de la antigua estación de Fiorito permanece el colegio donde Diego Maradona recibió su educación primaria, un lugar que hoy forma parte de la historia del barrio y de la memoria colectiva de Lomas de Zamora. Allí, entre pasillos humildes y patios de juego, comenzó a forjarse el joven que años después se convertiría en ícono mundial del fútbol.
La institución, fundada en marzo de 1965, se instaló originalmente en Plumerillo 2380, en el edificio que antes albergó un club de baile. Antes de su apertura, los vecinos solo contaban con la escuela 35 de Caraza como alternativa cercana, por lo que solicitaron al entonces gobernador Óscar Allende la construcción de una nueva escuela. Décadas después el establecimiento fue trasladado a Campana 360, pero las aulas donde estudió Pelusa siguen en pie y forman parte del Centro de Educación de Adultos N° 706, en funcionamiento desde 1983. Hoy ese edificio integra el Circuito Turístico, Deportivo y Cultural Comunidad de D10S de Lomas de Zamora.
Aunque Maradona se destacó mundialmente por su carrera futbolística en Argentinos Juniors y la Selección Argentina, sus primeros años también lo mostraron como alumno y compañero. Compañeros de curso recuerdan que cursó desde tercer grado hasta séptimo en la misma escuela y que, pese a su irreverencia, no le iba mal en lo académico: “La hermana lo tenía zumbando y lo hacía estudiar”, rememora Carlos Mansilla, en alusión al apoyo familiar que lo impulsó.
Con la personalidad que lo caracterizó, el Barrilete Cósmico fue también uno de los más inquietos del aula. Sus maestros solían pedirle a sus padres que firmaran el cuaderno de disciplina, aunque quienes compartieron recreos destacaron su espíritu de compañerismo. La creatividad y la pasión por la pelota se veían desde chico: sus vecinos cuentan que su madre lo mandaba con medias, pero él se las sacaba y las enrollaba para improvisar una pelota en los recreos.
Ya consagrado, Maradona no olvidó el barrio ni a quienes lo acompañaron en sus comienzos. Un antiguo vecino recuerda que un día pasó caminando junto a Claudia Villafañe, se detuvo en la vereda y se quedó conversando con la gente del barrio durante horas; la anécdota muestra el vínculo estrecho entre el astro y su comunidad, que lo siguió de cerca desde sus primeros partidos hasta la gloria mundial.
No haber terminado el ciclo escolar no le impidió defender la educación pública. Incluso retirado, Maradona apoyó causas estudiantiles y se pronunció en favor de la Universidad de Buenos Aires frente a la amenaza de recortes presupuestarios en 1995. De alumno a figura pública y, en cierto sentido, a maestro para varias generaciones, su paso por las aulas de Fiorito sigue siendo parte esencial de su leyenda.
