Oposición rechaza duramente la designación de Carlos Presti en Defensa
Fuerte rechazo de la oposición por la designación de Carlos Presti como ministro de Defensa
La decisión del presidente Javier Milei de nombrar a Carlos Presti como nuevo ministro de Defensa desató críticas inmediatas en la oposición, que la considera un atentado contra la tradición de conducción civil de las Fuerzas Armadas en la Argentina. El anuncio reavivó el debate sobre la tutela militar en asuntos del Ejecutivo y fue calificado por dirigentes peronistas como un “retroceso para la democracia argentina”.
El diputado nacional electo Agustín Rossi fue uno de los primeros en expresar su preocupación.
Rossi sostuvo que la designación de un jefe militar para un cargo que históricamente ocupan civiles vulnera los principios de la etapa democrática.
Para el ex ministro de Defensa, la presencia de un oficial al frente del Ministerio “politiza” a las Fuerzas Armadas y rompe consensos alcanzados en cuatro décadas de democracia.
La oposición advierte que la elección de Presti involucra a las Fuerzas Armadas en el destino del Ejecutivo.
Según los críticos, esa intervención pone en riesgo la autonomía institucional del ámbito militar y erosiona el equilibrio institucional construido desde el retorno democrático.
El peronismo subrayó que la conducción civil del área de Defensa es un pilar esencial del sistema democrático argentino.
Dirigentes opositores consideran que la medida tensiona la relación civil-militar y abre una vía de politización de las fuerzas.
En ese sentido, recalcaron que las Fuerzas Armadas deberían mantenerse al margen de las coyunturas partidarias y de las decisiones de gobierno que trascienden lo estrictamente operativo.
Rossi insistió en la necesidad de preservar la autonomía institucional para evitar retrocesos democráticos.
La reacción del peronismo se apoya en razones tanto históricas como políticas.
Los críticos recuerdan que, tras la última dictadura, la conducción civil de Defensa fue una conquista destinada a garantizar controles democráticos y evitar la interferencia militar en la vida política.
A su juicio, nombrar a un militar al frente del ministerio representa una ruptura con ese consenso.
La designación de Presti alimenta además inquietudes sobre los límites entre la esfera militar y la política.
La oposición demandó explicaciones al Gobierno y planteó la necesidad de salvaguardar las instituciones frente a decisiones que, denuncian, podrían alterar el equilibrio constitucional.
Desde distintos sectores peronistas insistieron en que la seguridad y la defensa deben regirse por criterios civiles y democráticos.
Mientras tanto, el nombramiento ya generó repercusiones políticas inmediatas.
Los cuestionamientos no se limitaron a un único sector, sino que se extendieron por diferentes agrupaciones del peronismo, que coincidieron en la gravedad institucional del gesto.
En la agenda pública, el debate sobre la jefatura del Ministerio de Defensa se instaló como un punto de fricción entre el Ejecutivo y la oposición.
En los próximos días se espera que la controversia siga en el centro del debate político.
La discusión apuntará a definir si la decisión de la Casa Rosada representa un cambio de rumbo en la relación entre el poder civil y las Fuerzas Armadas.
Para los críticos, mantener la conducción civil del área de Defensa no es un formalismo, sino una condición para preservar el sistema democrático argentino.
